"El hombre busca la verdad en las cosas, es su naturaleza"
Powered By Blogger

domingo, 12 de diciembre de 2010

La intencionalidad en la noticia


   Para encontrar una salida al problema, se comienza a hablarse de la intencionalidad, que es tanto como abandonar una visión externa de la información, para adentrarse en los motivos de la información, o sea, en las intenciones.

   Toda información obedece a una o varias intenciones, algunas de ellas expresas; otras, quizás el mayor número, implícitas. Sea expresa o implícita, la intención gobierna el proceso de elaboración de una información, le impone sus reglas que pueden darle forma, deformarla, recortarla, destacarla o suprimirla. De lo que se trata, por tanto, no es de volver sobre la inacabable discusión sobre la capacidad o limitación del ser humano para conocer la realidad, sino de ir más adelante. Sobre el supuesto de los límites del entendimiento, la reflexión se dirige a la voluntad del que informa para preguntarle:¿ cuáles son sus intenciones expresas y cuáles las implícitas, en el momento de informar?

   La naturaleza de esas intenciones señala el grado de libertad de la información. Saber cuáles son las intenciones explícitas, traer a la conciencia las intenciones que permanecen en el subconsciente, son procesos necesarios para quien quiere informar con libertad. La información libre, sin descartar la preocupación por la información verdadera, está resultando de mayor importancia que los anteriores esfuerzos para saber si era verdadera o no. Quizás porque existe la intuición de que, al ser libre, tiene las máximas garantías para ser verdadera. Es indudable que, junto con la evolución conceptual, ha habido un cambio de prácticas.

   El fundador de la revista de periodismo de la Universidad de Columbia, James Boylan, abandona el esquema maniqueo: objetividad vs subjetividad y confiesa que más allá del impersonal estilo "balanceado" de escribir noticias, hay un reclamo para que el periodismo ocupe un lugar en la sociedad, con una posición que sea a la vez imparcial y en nombre del interés general. De eso se trata. Entre los extremos -viciosos ambos- de la información distorsionada o sesgada, por los puntos de vista subjetivos o interesados, y el de la noticia aséptica, sin color, olor, ni sabor, de puro objetiva, hay un término medio, tan difícil como todas las virtudes: contar la historia e interpretarla sin tocarle un pelo a la exactitud, pero al mismo tiempo hacerle sentir al lector que uno está de su lado, que trabaja para él y con él y que sólo él importa.

   Victoria Camps en su reflexión sobre el asunto, puntualiza: "lo que el buen informador debe proponerse, no es tanto ser objetivo cuanto creíble. Habida cuenta que la credibilidad supone un esfuerzo sostenido: no se consigue confianza ni el prestigio, de un día para otro". Esa construcción de la credibilidad resulta más exigente que el viejo imperativo de la objetividad porque demanda un esfuerzo sin pausa para buscar y obtener la verdad de los hechos, al mismo tiempo que un control de las intencionalidades.

Victoria Camps


   Si se piensa, además, que el periodista actúa como un guía que, a través de la información, le permite a la sociedad identificar sus propósitos, crece en importancia el deber de ofrecer una información libre. Sus noticias cumplen una función política, con todo lo que ello significa en términos de poder, de interacción de la sociedad, de orientación de su historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario