"El hombre busca la verdad en las cosas, es su naturaleza"
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domingo, 12 de diciembre de 2010

Conclusión sobre la objetividad


Hemos recorrido, unas detrás de otras, las etapas de la objetividad impuesta como norma, superada luego por la búsqueda y control de las intencionalidades, que llevan forzosamente a esa posición de equilibrio en que el periodista es a la vez imparcial y comprometido con el interés general. Aquí es donde esta reflexión finalmente encuentra una dimensión que explica por qué, durante mucho tiempo, la discusión sobre la objetividad fue un sofisma de distracción que impidió ver el papel de la información en la construcción de la democracia.
En la ciudad-estado ateniense, lo mismo que en la civitas romana, el ejercicio del poder no implicaba el nacimiento ni el fortalecimiento de la relación mando-obediencia, sino una acción en común para hacer y aplicar las leyes que todos, como coautores, apoyaban libremente. Entonces, ante la ley o la autoridad, aceptadas tras un proceso de conocimiento que el ágora aceleraba y fortalecía, se hacía democracia. La democracia se construía a partir del conocimiento y no de la adhesión. Decía el pensador checo Pavel Kohout que un ciudadano libre es un ciudadano codominante, que es lo contrario de  ser dominado por una elite. O sea que el ciudadano libre es creación del poder democrático, el dominado es el resultado de una fuerza tiránica. Y en la formación de ese ciudadano libre, una información  libre es tan necesaria como el agua o el aire para los seres vivos.


 “Objetividad: Garantía requerida por el lector para seguir creyendo” - Javier Darío 
¿En qué consisten la imparcialidad o la objetividad completa? Un principio básico de cualquier periodista es saberse imparcial para así generar una mayor credibilidad a los hechos y no a la opinión generada por los mismos. La labor informativa es de suma importancia pero cuando los hechos son tergiversados por la opinión del periodista éstos carecen del fin mismo donde se busca informar imparcialmente. 

A.M.Rosenthal
Como bien se decía en los años 60´s y 70´s donde el “Boom Periodístico” fue de gran relevancia para saber      principalmente los asuntos de otros países, “el deber de todo reportero y editor es luchar para conseguir         tanta   objetividad como sea humanamente posible” (Rosenthal, 2006). 
Es mejor limitarse a registrar los hechos sin observaciones para que los reporteros se hagan cargo de la manera en cómo se informa y no de los sucesos ocurridos. 



La objetividad es una virtud que protege al periodista” – Gaye Tuchman 
Para esto es de vital distinción separar un par de conceptos clave. La objetividad que es por definición relativo al objeto independientemente de cómo se piense acerca del mismo. Además por otro lado se encuentra la subjetividad que es propiamente el basarse en un punto de vista cambiando la percepción del lector, incluyendo así los juicios de valor que el reportero le pueda inculcar a la nota. Por esto, nos daremos a la tarea de entender en sí la labor del periodista y los problemas que se puedan presentar si éste decide incluir en la nota periodística juicios de valor que dejen en segundo término la objetividad fundamental de los medios. 



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