"El hombre busca la verdad en las cosas, es su naturaleza"
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domingo, 12 de diciembre de 2010

La ética del periodismo





   Lic. Francisco Javier Acuña Arias

   El papel de vigilancia de la prensa norteamericana pasó al frente en la década de los años sesenta durante la guerra de Vietnam y durante la investigación del caso Watergate a comienzos de la década de los setenta. En el primer caso, la prensa desempeñó un papel crucial al acelerar la salida de Estados Unidos de una guerra impopular y, en el segundo caso, dos reporteros persistentes del periódico The Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, lograron descubrir hechos que condujeron a la renuncia del presidente Richard Nixon. Como resultado, ambos periodistas se convirtieron en personajes célebres de la prensa. A raíz de esto floreció la tendencia hacia un periodismo más investigativo.


  Sin embargo, algunos excesos en la década de los ochenta sembraron dudas en la credibilidad del público. Por ejemplo, una joven reportera de The Washington Post, Janet Cooke, ganó el premio Pulitzer (máximo galardón periodístico en Estados Unidos) por su conmovedor relato sobre Jimmy, un adicto a la heroína, de ocho años de edad. Posteriormente se supo que había inventado el artículo y fue desposeída del premio. En vista de que las encuestas muestran una creciente desconfianza del público en la prensa a partir de fines de la década de los años setenta, muchos directores de diarios han mostrado un renovado interés en los códigos éticos y en otras formas de autocontrol.

  Así, surgen nuevos modos para mejorar el desempeño ético, entre ellos, la figura del defensor del lector, cuyo concepto se originó en Escandinavia. El defensor del lector es un individuo designado por el periódico para investigar las quejas sobre la cobertura y las prácticas del periódico y publicar los resultados de la investigación. Otra forma de control fue el consejo de prensa, surgido en el Reino Unido, pero con resultados ambivalentes. En España aparece la figura del defensor del lector, que aún persiste en algunos periódicos, pero de escaso valor ya que no es un servicio prestado de manera diaria, sino que adquiere carácter semanal la mayoría de las veces.

   Se establece una estrecha relación que podemos expresar de esta manera: la economía crea un grupo en el que se inscribe un diario, el diario mantendrá la orientación económica del grupo total, la orientación económica fomentará una correspondiente opción política e ideológica, y este conjunto, como resulta manifiesto, conseguirá un tipo de lector coherente con lo ideológico, lo político y lo económico del grupo y del diario. La fuente última es el capital y el punto de llegada es la conciencia de los ciudadanos. Queda, pues, el lector en inferioridad de condiciones, incapaz de modificar este edificio inmenso comunicativo. La elección de un diario, en tal caso, se hace importante porque conlleva inscribirse en un sistemático modo de ver la vida y de defender opciones de todo tipo absolutamente concretas.


Entrevista con el experto internacional Javier Darío Restrepo acerca de ética periodística:



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